En gran parte autobiográfico, este libro documenta los encuentros de un budista occidental, Sangharákshita, con el cristianismo, la religión que permeó su entorno cultural. La obra funciona como un «inventario» de su actitud hacia el cristianismo y de cómo este influyó en su vida y pensamiento.
Su interés por figuras cristianas, como san Jerónimo, es bien conocido. Al respecto, comenta:
«Gracias a que distingo entre el cristianismo y la cultura cristiana, y a que veo que esta última se debe mucho más al genio humano que a la enseñanza de la Iglesia, a pesar de ser budista, puedo apreciar y disfrutar el arte, la música y la poesía “cristiana” de Occidente.»
Con profundas reflexiones sobre la Biblia, la mitología y la ética cristiana (incluyendo sus perspectivas sobre la homosexualidad), así como sobre santos, místicos, y relatos como el Barlaam y Josaphat, este libro revela la asombrosa amplitud de pensamiento y contemplación de un maestro budista contemporáneo.